El 13 de enero de 1875 nace el único hijo que tuvo con Rafaela Margarita. Este hijo fue bautizado en la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad de Puerto Príncipe, imponiéndosele los nombres de Abdón Guillermo Pedro.
Posteriormente a los destinos indicados estuvo prestando servicios en el batallón de cazadores de Alba de Tormes.
Las penas, amarguras y sufrimientos que experimentó mi abuelo Abdón durante la campaña en Cuba fueron grandes, porque su carácter independiente se avenía mal con la disciplina militar. Defendía siempre el interés de los soldados enfermos, oponiéndose a que marcharan a prestar servicios hasta su completo restablecimiento.
Cuéntese con que el paludismo aludido en párrafo anterior hacía verdaderos estragos en nuestro ejército, así como la fiebre amarilla o vómito negro, por otro nombre. A esta última enfermedad la llamaban los insurrectos “el patriota”, porque a ella se debía el fallecimiento de muchos soldados españoles.
Comprendiendo que este antagonismo con los jefes podría originar algún conflicto grave, solicitó y obtuvo la licencia absoluta (13 de julio de 1877).
A partir de la Paz de Zanjón (10-2-1878) y, una vez licenciado del ejército, pasó nuevamente a ejercer como médico rural en Jagüey Grande (cabecera de su jurisdicción, con 3798 habitantes, fundada alrededor de 1860).
Allí pudo ver el triste espectáculo que se daba en los ingenios con la esclavitud de la raza negra, que era objeto de unos tratamientos inhumanos. Respecto a esto, contaba en la intimidad casos verdaderamente horribles.
En su interior anhelaba el regreso a la patria y llegar a conseguir el ideal que acarició toda su vida: la enseñanza, y bien que lo logró durante su corta existencia, según se verá más adelante.
El 4 de enero de 1876 fue recompensado con la medalla conmemorativa de la campaña de Cuba con el uso de distintivo rojo por sus servicios prestados en la misma.
El 5 de julio de 1876 fue premiado con el grado de médico mayor por los distinguidos servicios que prestara en las operaciones y hechos de armas, ocurridos desde el 20 de febrero de 1875 a fin de mayo de 1876.
El 30 de mayo de 1877 fue nombrado Médico Director de la enfermería militar de Jagüey Grande, provincia de Matanzas (Cuba), cuyo cargo desempeñó gratuitamente durante dos años, mereciendo las gracias más expresivas del Excmo. Sr. Comandante General de Matanzas, con la promesa de hacer presente este servicio al Ministerio del ramo.
El 23 de junio de 1877 fue nombrado Médico Municipal Forense de dicho Jagüey Grande, ocupación que ejerció , igualmente de forma gratuita y honorífica, hasta el 1º de mayo de 1880.
Vacunó y revacunó gratuitamente a las fuerzas de la zona milita de Jagüey Grande, mereciendo por ello también el reconocimiento de la primera autoridad militar de la misma.
Regresó a España en el año 1880, fijando su residencia en Salamanca.